La biomasa está presente en nuestras vidas. Sobre todo en Galicia.
Para defender algo es imprescindible conocerlo y amarlo.
En el caso de los montes, mi experiencia parte de dos puntos de vista opuestos, incluso complementarios.
Por una parte llevo conmigo, desde que tengo uso de razón, una postura sensible y objetiva con respecto a la naturaleza.
Por otra parte, existe un sentimiento latente que tardaría años en descubrir, pero que resultó fundamental para comprender y amar el mediomabiente que me rodea…
I PERIODO SENSIBLE. 1971-1991
Nací en un pueblo dentro de la ciudad de Vigo.
El Barrio de Ribadavia, que es un pulmón verde y desconocido en medio de la gran urbe.
El olor a saúco impregnaba el ambiente, principalmente en la primavera.
Vivíamos rodeados de árboles y con ellos las cabañas.
El tornero, con peonzas y trompos pequeños. La hoguera de San Juan y los carros de bolas hacían de la madera una parte imprescindible en el juego de unos niños felices en la calle.

II PERÍODO SENSIBLE 1992 – 2000
Para un niño sin aldea, aquel Barrio resultaba una incubadora perfecta rodeada de naturaleza hasta que en la segunda parte de mi vida descubrí, a través de mi mujer, el lugar de Santa Baia, cerca de Lougares de Mondariz.
Esa aldea, la casa y el monte me hicieron amar la naturaleza en una escala mucho mayor ya que, el simple hecho de coger los perros y perderme en medio del monte entre pinos, robles, abedules, castaños, alcornoques y sauces constituían un bálsamo que hacía olvidar la dinámica de trabajo en una ciudad industrial.
Conocí dos tipos de personas.
Unas querían su entorno y tomaban de él lo estrictamente necesario para la subsistencia. Mantenían la cultura de la leña. Y me contaron que antiguamente existía un equilibrio perfecto entre el hombre y la naturaleza.
Después el monte quedó olvidado.
Obras personas quemaban sin escrúpulos el monte, mostrando un desprecio insultante cara al medio ambiente.

III PERIODO LATENTE 2001-2007
Al principio de esta etapa vinieron los hijos, y mezclado con ellos un remate de los estudios de postgrado en eficiencia energética y sostenibilidad.
Estos dos factores suponen un punto de inflexión en mi forma de construir, despertando el sentimiento que siempre estuvo ahí, aunque nunca me diese cuenta.
Por otro lado, tenía la necesidad de ejecutar las obras con u na escala humana basada en los conocimientos tipológicos, sociales y culturales de la Arquitectura Popular, pero con la tecnología actual, manteniendo las condiciones de confort y proponiendo medidas pasivas que permitieran bajos niveles de consumo a través del incremento de aislante.
Esta piel térmica necesitaba de un corazón fuerte.
Cuando vi la primera caldera de biomasa en la Universidad de Vigo, comprendí que supondría la medida activa de instalación térmica perfecta, en una Galicia que no había olvidado la cultura de la leña.
IV PERIODO LATENTE 2008-2013
La primera caldera de biomasa colocada fue en una casa en Pontecaldelas.
Los propietarios eran gente sensibilizada con el medio ambiente y la propuesta de colocar, como generador térmico, una caldera Okofen de 20kw encajó desde el principio.
La máquina es alimentada desde un silo textil a través de un tornillo sinfín.
Tres circuitos de suelo radiante parten desde el cuarto de instalaciones.
Los aislamente, de 100mm en cubierta, y planchas de corcho en la cámara de las paredes, permiten que las medidas activas y pasivas encajen a la perfección.

Las siguientes experiencias con la biomasa fueron enriqueciendo los conocimientos técnicos y asentando la convicción de que una buena gestión del monte permitiría dejar, en el futuro, un tesoro para nuestros hijos y una más que segura desaparición de la quema de los montes.

En Pontevedra, la guardería en la Xunqueira de la Universidad de Vigo nos concedió la oportunidad de realizar un edificio de alta eficiencia energética con la máxima calificación “A”.
Esto fue posible gracias a un análisis pormenorizado en la fase de proyecto, de la que surgieron las medidas pasivas con aislantes de espesor elevado y medidas activas con la caldera de biomasas KWB de 60kw. Con depósito de inercia y suelo radiante.
El silo, en este caso de obra, enterrado e impermeabilizado al exterior, dentro del mismo agitador, se encarga del suministro de los pellets en la ranura de alimentación, para que un tornillo sinfín alimente el plato de combustión.
Además, también se instaló un recuperador de calor y paneles solares térmicos en la cubierta.

El Ayuntamiento de Sanxenxo nos permitió repetir la experiencia colocando una caldera de similares características y tubos de vacío solares térmicos para agua caliente sanitaria.
Se trataba de otra guardería infantil. Y tengo que reconocer que este tipo de obras potencia la convicción de que esta forma de construir, ayudará a dejarles, a nuestros niños, un mundo mejor.

El hecho de ver entrar los niños el primer día de clase, me hizo pensar que si éstos crecen y se educan en un entorno sostenible es más que probable que sean fuertes a la hora de defender el medio ambiente, el día de mañana.
En la actualidad, estamos terminando la caldera de biomasa en el ayuntamiento de Tomiño.

En todos estos casos ha sido imprescindible el apoyo de entidades públicas y privadas con un alto grado de sensibilidad, y conscientes del enorme potencial de la biomasa en Galicia.
Tienes más información sobre cómo trabajamos la biomasa y otras energías renovables en el apartado de Energías Renovables.